En el día de San Antón, con un frío que nos congela las manos, nos disponemos a captar con nuestra cámara el sufrimiento de un animal. Como si intuyese lo que le espera, el cerdo chilla y, aunque parezca mentira, incluso ladra. El martirio dura poco, cuando el cuerpo se vacía de sangre todo termina. Ahora queda el despiece y el disfrute humano de tan buen manjar.
Hola Lola
ResponderEliminar....te ha queda muy completo este reportaje. Sacaste buen partido, pese a lo feo que era el entorno.
Muy buenas instantaneas, de cada momento de la matanza,aprovechaste muy bien el tiempo,pese al frio que hacia.Enhorabuena.
ResponderEliminarvaya comentarios tan finos que te pone ese José que discreto que es
ResponderEliminarSalvaje, Sangre, Simbolo, Gore???
ResponderEliminarFotografia Valiente, Fresca, Dinamica...
me gusta la seis y la doce.
Las demas me encantan.
ALK